Con el aspecto de un caserío vasco, esta vivienda de dos plantas ha sido rehabilitada para convertirse en un lugar de reposo familiar de aires tradicionales, con detalles en los que queda plasmada la personalidad de sus habitantes. Paredes albero y blancas, muebles clásicos, chimenea y otros elementos de siempre, aprovechamiento máximo de la luz y ambientes llenos de calidez para recuperar el tiempo perdido. Esta vivienda, situada en la localidad francesa de Biarritz y decorada por su propietaria, respira armonía y equilibrio por los cuatro costados.
Aquí encontraras otro excelente ejemplo. Un rincón para el descanso y la tertulia La zona de estar de esta vivienda se ha dividido en dos espacios con entidad propia con la única ayuda de los muebles y su disposición. Dos sofás en ángulo constituyen el centro gravitatorio de esta zona, en la que el color albero imprime carácter, además de ayudar a crear una mayor sensación de luminosidad. Sobre el sofá, colección de láminas de golf, afición compartida por toda la familia. Ambiente alrededor de la chimenea La pieza más destacada de esta zona del salón es la chimenea original de la vivienda, alrededor de la cual se ha construido un espacio cálido y acogedor. Dos orejeros tapizados en flores a juego con el sofá y las cortinas nos trasladan a otras épocas sin prisas ni tecnología. También las lámparas, sillas, visillos y otros elementos accesorios ayudan a crear esta sensación de vuelta al pasado. Grandes flores para un dormitorio muy personal Los dormitorios de esta vivienda se han simplificado al máximo buscando espacios esenciales para el descanso y huyendo de artificios innecesarios. En este caso, dos camas con cabeceros de madera bicolor protagonizan este espacio gracias al estampado de grandes flores del boutí que las cubre. Sobre los cabeceros, un espejo de inspiración indonesia y cuadros botánicos. Subida y bajada con carácter La escalera que da paso a los dormitorios de esta casa típica del Sur de Francia se ha respetado, pintando las paredes de blanco para lograr captar al máximo la luz que entra por las ventanas sin desperdiciarla. Para decorarla se han utilizado elementos de caza: desde piezas disecadas cazadas por el padre de la propietaria de esta vivienda, a grabados de perros o pájaros. Luz, calma, pasado y presente Este dormitorio doble pertenece a la hija de la propietaria de esta vivienda y ha sido decorado por ella, que ha querido prescindir de elementos accesorios, centrándose en lo esencial: dos camas con cabecero de madera decapada, vestidas con ropa blanca de tejidos naturales. Las paredes blancas ayudan a crear una sensación de paz, y han sido decoradas con la láminas de arte abstracto.