El sueño de los urbanitas más apegados al centro: 30 metros de terraza asomada a tejados centenarios e iglesias de otra época. Con una decoración ecléctica y sin pretensiones, es su nueva estructura lo que la convierte en una vivienda muy especial.
Los propietarios de esta vivienda se enamoraron de una terraza en un anuncio por palabras en Internet. Cuando fueron a visitarla se encontraron que la casa estaba situada en una palpitante calle peatonal, a pocos metros del símbolo de Madrid por excelencia: el oso y el madroño. Un decorador había cambiado por completo la estructura original, convirtiéndola en un espacio diáfano lleno de luz. El salón de los arcos Los anteriores propietarios encargaron una rehabilitación integral a un decorador para sacar el máximo partido a una vivienda llena de pequeñas habitaciones caóticas. El salón, excesivamente alargado se recortó ópticamente con dos arcos con pilares de madera original de estas viviendas. La entrada a uno de los dormitorios se enmarcó con una librería de obra. Una moqueta guinda pone la nota de color en esta vivienda. Un cuarto de baño en la terraza Los anteriores propietarios decidieron invertir un puñado de metros para crear este pequeño cuarto de baño. Recubrieron la pared de la ducha con pizarra negra y el suelo, con lamas de madera tropical. Un pequeño murete con cristal fijo hace las veces de mampara y repisa. El mueble del lavabo es un modelo retro, de Saneamientos Hernández, y la lámpara es de Ikea. Un dormitorio lleno de luz El color blanco es el protagonista de este espacio pensado para el descanso. Los cajones del dormitorio se diseñaron aprovechando un hueco de la librería que da paso al dormitorio. El cabecero es una puerta de otra vivienda en el centro de Madrid, decapada y lacada en blanco roto. Sobre él, una relajante marina con aires tropicales, de Ikea. Colcha y cojines de Descamps. Una cocina abierta al salón Enmarcada en unas vigas originales de la vivienda, la cocina se diseñó como una continuación de la zona de estar. Los muebles de cerezo aprovechan todos los rincones de este espacio, con armarios y baldas en distintas alturas, de varios tamaños. El lavaplatos y el microondas quedan ocultos en sendos armarios. Suelo antideslizante en blanco y negro y encimera de Silestone, en crudo.
Terraza de invierno, terraza de verano Un muro plegable de cristal de la firma Espo, totalmente abatible, divide la terraza en dos partes, con dos ambientes claramente diferenciados. En la zona interior, con techo revestido de madera, se ha creado una cálida zona de estar, protegida del sol por grandes screens blancos. La pared es de color Siena. El suelo de la terraza es de madera de iroco, tratado y sin tratar.